Lo decimos sin vueltas. Sin estrategias. O con la estrategia de la no estrategia. Tal como fue hecho todo. El Salmonfest es una fiesta muy hermosa. Lo sentíamos desde hace tiempo, pero lo comprobamos en este último período. Las cosas fueron saliendo como no esperábamos. Y mejor también. Pensábamos, por ejemplo, que Los Animalitos era el nombre de una banda que nos gustaba para la fiesta, pero nos encontramos con un grupo de gente que no puede tener otro nombre. Significado y significante se funden completamente. Decenas de canciones van y vienen por distintos géneros y todo parece ser una sola canción. Señores, eso es entender que la música no es otra cosa que una excusa. Nico Landa sabe bien eso. Lejos de ser el cantante y compositor de una banda que va a tocar, fue una pata y media y la mesada del Salmonfest. Llamado va, llamado viene, encuentros, mails, pulgar arriba, al costado, al medio, nunca abajo, nos hizo ver lo hermoso que podía ser este emprendimiento.
Algo paso con el disco El Salmón. Muchos lo intuían. Un tipo se encerró por cuatro meses y compuso frenéticamente tres centenas de temas, con letras que se escribían solas, aparatos preprofesionales, máquinas grabadoras de plástico y un portaestudio casero de cuatro canales. No se lo deseamos a nadie. Lo cierto es que alguien lo hizo. Y a veces hay una especie de justicia funcionando en algún lado. Y lo decimos sin vueltas. Sin estrategias. El Salmonfest es un componente de esa justicia. Un tipo lo hizo. Un tipo, es decir, la confluencia de miles de tipos, historias, costumbres, tradiciones. Nadie, nada, nunca está solo. Nada pasa porque sí. Ni siquiera el tiempo. El Salmonfest es una fiesta muy hermosa que existe desde siempre. Es el encuentro de voluntades que sin importar cómo, con qué, quienes, ni cuándo van hacia la concreción de una idea.
El “Cuino” Scornik es un caso. El escribe canciones sin leer música. Cuando lo convocamos, dudó. Un domingo, una fiesta, qué puedo hacer, pensó. El tiempo no pasó solo y su postura fue cambiando. Bueno, voy, dijo primero. Después pensó en hablar del disco. Unos días después pensó en preparar una canción para cantar. Ahora es el salmón número uno, o número dos, si es que nunca lo fue; porque no sólo va a hacer todo lo que pensó antes, sino que está ensayando muchos más temas para sacar por la garganta todo el relieve de las letras que dejó impresas en miles de papeles y millones de coros en estadios aztecas.
Por eso también, desde ya, el Salmonfest es una fiesta muy hermosa. Y no queremos que nadie se la pierda. Tampoco queremos convencer a nadie. La nuestra es la estrategia de la no estrategia. Piense, señor lector. Esta fiesta, este evento, o como quiera llamarlo, es patrimonio de la humanidad. Es verdad, hay que pagar una entrada, pero no tengan dudas que nos gustaría pagarle a todos los que concurran. Algo así como la asignación universal por hijo. Un derecho inalienable. Lomismo que ver tocar a Ciro Fogliatta. ¿Lo vieron tocar a Ciro? ¿Vieron algo más creíble que eso? Un escenario, un teclado, música y un hombre se vuelven la misma cosa. Ciro Fogatta debería llamarse. Enciende todo lo que hay a su alrededor. Por esto también podemos decir que el Salmonfest es una fiesta muy hermosa.
Y sí, tenemos más razones: La presencia de Prismáticos, una banda de la provincia de Misiones que se enteró del evento y quiso venir. Pensamos en los 1300 km que los distanciaban del Uniclub y preguntamos: ¿Les parece? Obvio, fue la respuesta. 40 horas de viaje por el escenario del Salmonfest les pareció correcto.
Mencionamos, además, a Radio Atómika, Martín Bijio, Moris Durand, Cheers y Cabeza de Bombay, gente que, como todos los demás, eligieron el Salmonfest para sus destrezas. Todos se seleccionaron a sí mismos para participar. Esa es la clave por la cual esta es una fiesta muy hermosa.
Lo sentíamos desde hace tiempo, pero lo comprobamos en este último período. Las cosas fueron saliendo como no esperábamos. Y mejor también. Los que nos tenían que ignorar, no sólo nos ignoraron, sino que también se tomaron la licencia intelectual para decirnos cosas como: “hablar de una fiesta como modo de vida; vayan a laburar”. Ese fue un periodista cultural que no escribe ni en clarín ni en la nación. No vamos a profundizar sobre el tema, simplemente, a riesgo de ser abucheados, nos hacemos una pregunta: ¿se puede ser periodista sin ser cultural? Tenemos un par de ejemplos más. Pero el espacio que le dedicamos a uno solo ya nos parece mucho. Al resto, lo que le decimos, a riesgo de ser originales, es que la sigan mamando.
Por todo esto, el Salmonfest es una fiesta muy hermosa.
Por todo esto, los esperamos a todos.
Nos vemos en el río, en plena reproducción.
2 comentarios:
HOLA SOY ROMINA.ESPERO NO SE OFENDAN PERO PENSE QUE EL DOMINGO 22 CAMBIARIA EN UN ASPECTO MI VIDA YA QUE ESTABA MEDIO BAJON POR X MOTIVOS.FUI CON GANAS DE CODEARME CON GENTE KOOL PERO ME ENCONTRE CON MUCHO GLAMOUR DE LA SALADA.SIEMPRE ADMIRE A ANDRES PERO MA PARECE QUE USTEDES NO LO CONOCEN NI UN POQUITO.EL DESORDEN SE APODERO DE UN SALON CASI VACIO!, NO SE SI FUE LA INOPERANCIA O EL DESGANO PARA CONMEMORAR EN VIDA A UN PROCER DEL ROCK.NUNCA MAS!!!!!!!!!!!!
Romina, no nos ofendemos para nada. Es mas, nos sentimos halagados, porque en algun punto el salmon representa la incomodidad de personas "con ganas de codearse con gente cool" que usa terminos lamentables como "glamour de la salada". Con respecto a lo de no conocer a calamaro, no se que decirte. La verdad es que no, no lo conocemos, y no veo porque deberiamos. Era claro que el evento era por el disco el salmon, y no para conmemorar a alguien. En cuanto al salon vacio, como decis, o a las 300 personas que fueron en un lugar con capacidad de 500, como realmente fue, pueden decirse varias cosas. Dia domingo, mala prensa, poco entendimiento, o mucho, de que venia la cosa. Porque vos sabras que justamente el salmon es un disco bastante resistido. Por ultimo, te repito, un halago tu comentario. Y para cerrar, te pido por favor que uses el "nunca mas" para otras cosas y no para un emprendimiento del que evidentemente no entendes nada.
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